Estas 4 distribuciones de Linux son una mala idea — evítalas a toda costa

He probado tantas distribuciones de Linux a lo largo de los años que ya ni llevo la cuenta. Y sí, también he cometido errores quedándome con distros que jamás debí instalar. Y aunque hay distros difíciles que no recomiendo a principiantes, también existen esas que fingen ser amigables, pero que en realidad no se las debería recomendar ni a mi peor enemigo. Especialmente si estás entrando por primera vez al mundo Linux.

Winux

La imitación de Windows que nunca debió existir

Winux, Wubuntu, Linuxfx… llámalo como quieras, porque en realidad es el mismo experimento con distinto nombre. Este sistema está diseñado para parecerse lo más posible a Windows 11. Ese es todo su argumento de venta. Su marketing gira en “somos la opción más fácil para usuarios de Windows porque nos vemos igual”.

Y claro, esta táctica ha funcionado: sitios grandes lo recomiendan como si fuese una joya sin siquiera mencionar los problemas. Pero aquí va la verdad: Winux ha pasado por múltiples rebrandings. Antes fue Linuxfx, luego Wubuntu, y quién sabe cómo se llamará mañana. De hecho, su web ahora redirige a una página de SourceForge. Algo raro está pasando.

Linuxfx tuvo problemas de seguridad bastante serios, incluyendo filtraciones de datos de usuarios. ¿Y qué hicieron los desarrolladores? Burlarse de quienes revelaron las fallas. Como si eso arreglara algo. Winux, además, tiene una versión de pago (cómo no) repleta de funciones de IA metidas a la fuerza porque estamos en 2025 y al parecer nada se salva de eso.

Encima incluye apps privativas que no me inspiran la menor confianza. Si un proyecto basa toda su existencia en “te copiamos Windows”, normalmente significa que han recortado esquinas peligrosamente.

Si vienes de Windows, créeme: hay opciones muchísimo mejores.

Demasiado bonito para ser confiable

Deepin

No voy a negarlo: Deepin tiene uno de los escritorios más hermosos que he usado. Es como una mezcla perfecta entre macOS y Windows. La primera vez que lo probé, pensé que quizás sería mi distro definitiva.

Pero por muy atractivo que sea por fuera, su historial lo manda directo a mi lista negra. Y aun así lo veo recomendado por todos lados, incluso en sitios que claramente nunca investigaron sus antecedentes.

Hace poco ocurrió algo grande. Deepin Desktop Environment estaba disponible como opción en openSUSE. Pero este año el equipo de openSUSE publicó un blog explicando por qué eliminaron Deepin como escritorio. Descubrieron que los mantenedores de Deepin intentaron saltarse las revisiones de seguridad. Y luego aparecieron vulnerabilidades importantes en componentes y paquetes que utilizaban.

Aunque algunos quieran argumentar que fue negligencia y no mala intención, eso no lo hace más confiable. Deepin se desarrolla en China, y por leyes internas, hay una posibilidad real de que ciertos datos (logs o lo que sea) terminen en servidores chinos.

No digo que Deepin sea “spyware”. Pero con su historial, yo no pondría mis datos ahí.

Ubuntu

El héroe que cayó en desgracia

No recomendar Ubuntu me duele. Fue mi primera distro cuando tenía 14 años. Aprendí muchísimo con ella y durante años juré que era la mejor para principiantes.

Y la verdad es que Ubuntu no es insegura ni inestable; al contrario, es bastante sólida. Pero no me gusta el rumbo que ha tomado.

Ubuntu se ha vuelto más pesada, su GNOME personalizado no es precisamente el más limpio, y poco a poco otras distros como Linux Mint le han robado el puesto de favorita para novatos.

Pero lo que realmente me molesta es lo parecida que se está volviendo a Windows en los peores aspectos: empuja servicios privativos y herramientas que no pedí. Y aquí es donde entran los Snaps.

Snap es su formato de paquetes universal, pero su backend es privativo. Los paquetes son enormes, arrancan lento, la Snap Store está controlada al 100% por Canonical, y además los Snaps suelen venir atrasados frente a sus equivalentes en apt o flatpak. Y a pesar de todo, Ubuntu sigue apostando por ellos sin importar las críticas.

Ubuntu encaja perfectamente en el cliché de “o mueres como héroe o vives lo suficiente para convertirte en villano”. Respeto lo que alguna vez fue, pero en 2025 no lo recomiendo, especialmente teniendo alternativas como Fedora Silverblue o Linux Mint.

RedstarOS

Tú y Kim Jong-un no deberían compartir un sistema operativo

Esto es casi un chiste, porque nadie en su sano juicio debería usarlo en serio. Pero he visto gente montándolo en una VM “por curiosidad”, creyendo que no pasa nada. Error.

RedstarOS es una distro norcoreana basada en Fedora. Y no creo que tenga que explicar por qué jamás deberías instalar un sistema operativo creado para un régimen autoritario.

Incluso si solo lo pruebas en una máquina virtual, sigues corriendo riesgos. Si por accidente activas el adaptador de red o permites cualquier tipo de conexión, estás exponiéndote innecesariamente. Y si eres nuevo en Linux, mantente lo más lejos posible.

Las versiones filtradas son viejísimas, de más de una década. No sabemos cómo luce hoy en día. ¿Tengo curiosidad? Sí. ¿La suficiente como para intentar buscar una versión filtrada en sitios turbios? Ni loco. Hay misterios que es mejor no resolver.

Haz tu tarea antes de instalar cualquier cosa

He visto a mucha gente asumir que “como es Linux, es seguro”. Ojalá fuera así. Linux es más seguro que Windows, pero eso no significa que cada distro sea confiable.

Si estás empezando, quédate con distribuciones grandes, activas y con historial comprobado. Y antes de instalar algo solo porque se ve bonito o porque un sitio random lo recomendó, tómate un momento para buscar opiniones reales en Reddit o foros.

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