He visto pasar decenas de distribuciones Linux que intentaban parecerse a Windows… y también he visto muchos intentos fallidos que no eran más que malware disfrazado de sistema operativo. Pero esta vez me encontré con algo distinto, algo que realmente sorprende: FreeXP.
FreeXP es una variante basada en Q4OS, que a su vez utiliza Debian como base. Y aunque por fuera parece Windows 10, por dentro es Linux puro. Los desarrolladores han logrado un nivel de detalle tan convincente que cualquiera podría creer que está usando Windows. Versiones anteriores incluso ofrecían temas de Windows 2000, XP, 7 u 8, pero en la edición más reciente el tema disponible es únicamente el de Windows 10. Aun así, se puede buscar en los temas globales de KDE Plasma por si alguien quiere probar estilos más antiguos. En general, el diseño por defecto es exactamente el que la mayoría busca.
Aun con ese disfraz tan convincente, el alma del sistema es Debian, lo que significa estabilidad, seguridad y una estructura sólida. Nada de pantallazos azules inesperados ni actualizaciones que rompen cosas a lo loco.
El Linux que te engaña… para bien
FreeXP existe con un propósito claro: atraer a quienes quieren dejar Windows, pero no están listos para aprender un entorno completamente distinto. Aquí todo se siente familiar: el menú Inicio, los iconos, la bandeja del sistema, las animaciones y hasta la forma en que se organizan las aplicaciones.
Eso sí: FreeXP no es Windows, por lo que no podrás instalar programas de Microsoft sin recurrir a Wine. Sorprende que no venga incluido, pero puedes instalarlo fácilmente desde los repositorios.
El sistema incluye dos centros de software: el limitado pero útil Q4OS Software Center, pensado para ofrecer equivalentes a apps populares de Windows, y KDE Discover, con una biblioteca gigantesca. Entre ambos tienes todo lo necesario para montar un sistema completo sin complicarte.
Otro punto a favor es la enorme cantidad de programas preinstalados: LibreOffice, Chromium, Clementine, Firewall Configuration, KDE Connect, Sweeper, Thunderbird, VLC y más. Y el menú Inicio ofrece una función fantástica: arrastrar apps al panel derecho para crear accesos directos organizados como un grid. Algo simple, pero tremendamente útil.
La bandeja del sistema también se siente familiar. Desde ahí puedes ver notificaciones, manejar el portapapeles, revisar actualizaciones y acceder a funciones rápidas. Si vienes de Windows, no vas a sentirte perdido en ningún momento.
FreeXP se apoya en Debian, y eso se nota en la fiabilidad. Si vienes de Windows, te va a sorprender lo estable que es un sistema operativo cuando no depende de decisiones extrañas ni experimentos rotos.
Lo único que puede decepcionar a algunos es creer que FreeXP es una copia exacta de Windows. No lo es. Funciona distinto, se organiza distinto y tiene su propio ecosistema. Pero si lo que quieres es una transición suave a Linux con una interfaz extremadamente familiar, esta distribución hace exactamente lo que promete: te abre la puerta a un sistema más estable, más libre y menos problemático, sin obligarte a aprender todo desde cero.