Ransomware ataca Linux: una vulnerabilidad antigua pone servidores en riesgo mundial

Cuando pensamos en ransomware, la mayoría imagina sistemas Windows siendo secuestrados por atacantes que exigen rescates en criptomonedas. Sin embargo, un nuevo informe ha encendido las alarmas en un terreno que muchos consideraban más seguro: Linux.


La Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de Infraestructura de Estados Unidos (CISA) ha emitido una advertencia urgente sobre una vulnerabilidad del kernel de Linux que está siendo explotada activamente en ataques de ransomware. Y lo más preocupante es que el fallo no es nuevo: fue detectado hace casi dos años.

La falla, registrada como CVE-2024-1086, permite que un usuario común obtenga privilegios de administrador (root), lo que abre la puerta a modificar archivos del sistema, desactivar medidas de seguridad o instalar software malicioso. Según la firma de ciberseguridad Immersive Security, el problema surge por una mala gestión de memoria que facilita el control total del sistema por parte del atacante.


Aunque el error fue corregido en enero de 2024, muchos servidores y dispositivos aún no han aplicado la actualización. Esa brecha ha sido suficiente para que los ciberdelincuentes la aprovechen y desaten una nueva ola de ataques.

Un fallo viejo, un riesgo muy actual

La CISA ha sido tajante: todas las agencias federales de EE. UU. deben actualizar sus sistemas afectados antes del 20 de noviembre o dejar de usarlos por completo. Pero esta advertencia no solo va dirigida al sector público.
Empresas privadas, universidades y proveedores de servicios también podrían estar en peligro si ejecutan versiones antiguas del kernel de Linux que no han recibido los parches correspondientes.

Los atacantes han encontrado en esta vulnerabilidad una puerta de entrada perfecta. Usando métodos tradicionales de phishing combinados con la explotación de CVE-2024-1086, los grupos de ransomware pueden cifrar archivos, robar información y exigir rescates económicos.


Además, los expertos advierten que existen códigos de prueba de concepto disponibles en la web oscura, lo que facilita que nuevos grupos criminales repliquen los ataques sin gran esfuerzo técnico.

Esto demuestra que la seguridad de Linux no es invulnerable, como muchos aún creen. Su reputación como sistema “más seguro” frente a Windows ha provocado que algunas organizaciones descuiden las actualizaciones, lo que ahora se traduce en un riesgo potencialmente devastador.

Qué deben hacer los usuarios y empresas

La recomendación es clara: actualizar de inmediato todos los sistemas basados en Linux a sus versiones más recientes. También se aconseja realizar auditorías de seguridad internas, revisar logs del sistema y reforzar las medidas de autenticación y respaldo de datos.


En entornos corporativos, los expertos sugieren implementar segmentación de red y copias de seguridad fuera de línea para evitar que un ataque afecte a toda la infraestructura.

El mensaje de los especialistas en ciberseguridad es contundente: no importa si la falla es antigua; mientras haya equipos sin parchear, los atacantes seguirán explotándola.


El ransomware sigue evolucionando y buscando nuevas superficies de ataque, y esta vez, el objetivo es uno de los sistemas operativos más utilizados en servidores, centros de datos y servicios en la nube.

El mito de que Linux está fuera del radar de los cibercriminales se ha derrumbado. La única defensa real ahora es mantener todo actualizado y asumir que ninguna plataforma está exenta del riesgo.

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