Dinamarca rompe con Microsoft: cambia Windows y Office por Linux y LibreOffice

Dinamarca acaba de dar un golpe en la mesa: está reemplazando progresivamente Windows y Microsoft 365 por Linux y LibreOffice en su administración pública. Lo que comenzó como una inquietud por los altos costos de las licencias, se ha transformado en una estrategia de soberanía digital que pone a Europa entera a reflexionar.

El primer aviso llegó desde los gobiernos locales. Copenhague y Aarhus, las dos ciudades más grandes del país, anunciaron su ruptura con Microsoft Office alegando dos razones de peso: el creciente precio de las licencias y la peligrosa dependencia de un único proveedor extranjero. Henrik Appel Espersen, presidente del comité de auditoría de la capital, fue tajante: «Ya es suficiente».

No es una ocurrencia improvisada. Aarhus ya utiliza una suite ofimática alemana no especificada (¿quizás SoftMaker o FreeOffice?), mientras Copenhague ha comenzado pruebas piloto con LibreOffice, incluyendo capacitaciones y estrategias de convivencia con los formatos OOXML de Microsoft.

Pero lo verdaderamente llamativo es el movimiento a nivel nacional. Caroline Stage Olsen, ministra de Digitalización, anunció que hasta el 50 % de los empleados de su ministerio trabajará este verano con Linux y LibreOffice. Si todo marcha bien, en otoño la migración se ampliará al resto del ministerio. Y si ese plan se mantiene, el cambio podría extenderse a otras instituciones del Estado.

«No podemos seguir atados a tan pocos proveedores hasta perder margen de maniobra», sentenció Olsen. La frase encaja con el informe que en diciembre pasado recomendó “blindar” a Europa frente a las grandes tecnológicas. Con las tensiones geopolíticas aumentando y un nuevo mandato de Donald Trump en el horizonte, Dinamarca ha decidido no esperar a que los riesgos se materialicen.

Microsoft, cada vez más caro y menos conveniente

En tan solo cinco años, Copenhague vio cómo su factura con Microsoft aumentaba un 72 %. Y ahora que Windows 10 está a punto de perder soporte, el salto forzado a Windows 11 exige renovar equipos y volver a pagar. El cambio a Linux y LibreOffice no solo representa soberanía digital: también es una decisión presupuestaria inteligente.

Y hay antecedentes preocupantes. El más citado es el caso de la Corte Penal Internacional, que vio bloqueado temporalmente su servicio de correo (gestionado por Microsoft) por una orden ejecutiva de Trump. En un mundo donde la política puede afectar la infraestructura tecnológica de un país entero, reducir la dependencia de empresas extranjeras ya no es solo una opción, es una necesidad.

¿Será esta vez diferente?

Migrar no es sencillo. Documentos, compatibilidad, falta de ciertas apps específicas… los retos técnicos existen. Pero muchos de los fracasos del pasado no fueron por fallas técnicas, sino por decisiones políticas bajo presión de lobbies.

¿Podrá Dinamarca resistir y marcar el camino para Europa? Esta vez, las condiciones son distintas. Las motivaciones son más claras. Y la factura, tanto económica como estratégica, ya no puede ignorarse.

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